miércoles, 13 de noviembre de 2013

De Celanova a la Serra do Gerés


El otoño es una buena época para desplazarse  por lugares de naturaleza en los que se dejen ver los colores propios de la época: el verde, el amarillo, los tostados, los rojos...

Empezamos nuestro recorrido en Celanova, ciudad ourensana de la que partiremos, no sin antes hacer un recorrido por su casco histórico (con mucho frío, por cierto).


Nuestra primera parada será en las Termas de Melgaço que, aunque están cerradas en esta época del año (¿?) dejan adivinar  un lugar privilegiado en un entorno espléndido.

A continuación, nos dirigimos a Fiaes desde donde podemos hacer una escalada a través de las múltiples rocas que jalonan el camino que va hasta el antiguo castillo del que solo quedan unas cuantas piedras.

De aquí, al santuario de Nuestra Señora , que ofrece mucho (hay que subir muchísimas escaleras) para encontranos con un interior bastante vulgar.


Pero, lo verdaderamente bonito es la sierra, tanto en la parte más pelada como en la que discurre el río.



Al llegar a Soajo, podemos admirar los múltiples espigueiros (hórreos) todos en un alto muy ventoso.

Pero si creíamos que eran únicos era porque no habíamos llegado aún a los de Lindoso, mucho más numerosos e igual de bien conservados.
Nunca había visto vacas con los cuernos tan grandes...


Brufe nos descubrió un pueblo anclado en el pasado en el que no hay ninguna casa moderna que rompa el encanto de las construcciones de piedra y sus múltiples recovecos. La vista desde aquí es una maravilla.
Seguimos hacia a Vila do Gerés, muy ruidosa en verano, pero deshabitada en esta época del año; lo cual no impide disfrutar del entorno en una tranquilidad total.
Al poco de cruzar la frontera , nos encontramos con una de las joyas del arte visigótico: la iglesia de Santa Comba de Bande, que no puede pasarse por alto; solo ella valdría todo el viaje.

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