martes, 22 de enero de 2013

El don Juan, de Benito Pérez Galdós

Fíjate en esta descripción que aparece al principio del cuento y contesta a las preguntas siguientes:



¡Cuánto me acuerdo de ella! Era alta, rubia, esbelta, de grandes y expresivos ojos, de majestuoso y agraciado andar, de celestial y picaresca sonrisa. Su nariz, terminada en una hermosa línea levemente encorvada, daba a su rostro una expresión de desdeñosa altivez, capaz de esclavizar medio mundo. Su respiración era ardiente y fatigada, marcando con acompasadas depresiones y expansiones voluptuosas el movimiento de la máquina sentimental, que andaba con una fuerza de caballos de buena raza inglesa. Su mirada no era definible; de sus ojos, medio cerrados por el sopor normal que la irradiación calurosa de su propia tez le producía, salían furtivos rayos, destellos perdidos que quemaban mi alma. Pero mi alma quería quemarse, y no cesaba de revolotear como imprudente mariposa en torno a aquella luz. Sus labios eran coral finísimo; su cuello, primoroso alabastro; sus manos, mármol delicado y flexible; sus cabellos, doradas hebras que las del mesmo sol escurecían. En el hemisferio meridional de su rostro, a algunos grados del meridiano de su nariz y casi a la misma latitud que la boca, tenía un lunar, adornado de algunos sedosos cabellos que, agitados por el viento, se mecían como frondoso cañaveral. Su pie era tan bello, que los adoquines parecían convertirse en flores cuando ella pasaba; de los movimientos de sus brazos, de las oscilaciones de su busto, del encantador vaivén de su cabeza, ¿qué puedo decir? Su cuerpo era el centro de una infinidad de irradiaciones eléctricas, suficientes para dar alimento para un año al cable submarino.
No había oído su voz; de repente la oí. ¡Qué voz, Santo Dios!, parecía que hablaban todos los ángeles del cielo por boca de su boca. Parecía que vibraba con sonora melodía el lunar, corchea escrita en el pentagrama de su cara. Yo devoré aquella nota; y digo que la devoré, porque me hubiera comido aquel lunar, y hubiera dado por aquella lenteja mi derecho de primogenitura sobre todos los don Juanes de la tierra. 
1. ¿Dirías que es una descripción analítica o sintética? ¿Por qué?
2. ¿Crees que es objetiva o subjetiva? Da razones de lo que digas.
3. ¿Te parece idealizante o caricaturizante? ¿Cuál es el motivo?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Gloria 3ºA
1.Diría que es una descripción analítica porque analiza todos los detalles del personaje.
2.Creo que es una descripción subjetiva porque el don Juan dice de la protagonista: "celestial y picaresca sonrisa", "sus labios eran de coral finísimo"... son definiciones subrrealistas por ejemplo los labios son rojos, no de coral y no todos ven a la chica del mismo modo que él.
3.Es idealizante porque él
ve al personaje por encima de la realidad de una manera fantasiosa.

Mario 3ºA dijo...

1. Pienso que es una descripción analítica porque primero describe lo principal de la mujer y luego la va describiendo por partes.
2. Me parece que es una descripción subjetiva porque no solo dice como es, sino que dice si le gusta o no, por ejemplo cuando dice: “¡Qué voz, Santo Dios!, parecía que hablaban todos los ángeles del cielo por boca de su boca” está opinando sobre su voz.
3. Creo que es una descripción idealizante porque exagera positivamente las cualidades de la mujer en muchos momentos: “sus manos, eran mármol delicado y flexible”, “sus cabellos, doradas hebras que las del mesmo sol escurecían”…

Fabián López dijo...

1º La descripción es sintética porque los elementos que se nombran están revisados ordenadamente por separados.
2º La descripción es subjetiva porque el protagonista escribe lo que siente él.
3º Creo que la descripción es idealizante porque embelleze la realidad.

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